En la cocina de casa había una mesa para desayunar, blanca, pequeña. Con el tiempo me di cuenta que lo que era mesa eran las patas, el sobre era de aglomerado basto, pero con la cantidad de capas de laca blanca que tenía enciama ... parecía lo mismo.
En el showroom necesitábamos una mesa pequeña para hacer las presentaciones...así que la recordé.
Las patas tenían un aire modernista, mi abuelo era de Reus y esa mesa venía de allí. En la zona de Tarragona trabajaron diversos discípulos de Gaudí, representante máximo del Modernismo.
Las encontré preciosas así que me puse manos a la obra, decapar, lijar, anticarcoma...saqué cuatro capas de pintura: dos de laca verde, una de crema y la última y más cercana a la madera de verde. El conflicto surgió en el acabado, no sabía si barnizar, lacar...mi hija quería que la transformara en vintage dándole una capa de laca y lijando luego, pero esas patas y ya eran así, y originales!
La dejamos natural como la vida misma.
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